Desde hace 5 meses, Juan David Castro trabaja en un café en Reino Unido, poniendo en práctica los conocimientos y habilidades adquiridos durante su formación en la Entidad más querida por los colombianos.
Juan David Castro, con 10 años de experiencia en el mundo del café de especialidad, no solo ha dedicado su vida a esta bebida, sino que ha logrado dejar una huella en cada rincón donde se ha presentado, gracias a su destacada trayectoria profesional que lo ha llevado a trabajar como barista, capacitador y analista de calidad en diferentes partes del mundo.
Gracias a su formación y su pasión por el café, ha tenido la oportunidad de trabajar en reconocidas empresas colombianas, que le ha permitido ser capacitador y entrenador en Beijing, China, y en Dubái (Emiratos Árabes Unidos).
A sus 31 años sigue cultivando su amor por esta bebida, que comenzó en las fincas del Quindío y hoy lo tiene trabajando en Oxford (Reino Unido), llevado la cultura colombiana a través de una taza de café.
“Es una sensación muy bonita que los clientes en otros países se sientan agradecidos de que un barista colombiano les prepare su café. Es gratificante ver cómo valoran nuestro trabajo y nuestra cultura”, afirma con orgullo.
Este bogotano, con fuertes raíces quindianas y santandereanas, tiene un profundo vínculo con el café, por su tradición familiar: “Casi toda mi familia, padres, abuelos, tíos, crecieron en fincas de café. Recuerdo que, en vacaciones, siempre me iba al Quindío a jugar con los granos de café en el cafetal”, comenta.
En su juventud quiso hacer arte en grupos de teatro y música, pero su verdadera vocación la encontró en el mundo del café, un mundo donde el barista se convierte en artista y a través de sus manos y conocimientos transmite historias a través de los sabores. “Cuando empecé a estudiar catación, el sabor del café me movió el cerebro, y pensé, esto es maravilloso, esto es completamente diferente a lo que pensaba. Así empezó mi pasión”, recuerda.
El camino como barista y experto en café no fue inmediato. Primero se formó como tecnólogo en logística en el SENA Bogotá, donde se graduó en 2012. Sin embargo, fue en el SENA Quindío donde encontró la formación que verdaderamente marcó su destino.
“Decidí formarme en el SENA Quindío porque fue una oportunidad excelente para empezar. Además que me brindó una formación muy adecuada, con ambientes de formación muy completos, teníamos a nuestra disposición las máquinas necesarias para aprender y practicar; y los instructores siempre nos guiaban y enseñaban bien” explica.
Aunque su recorrido lo ha llevado a diferentes países, su corazón siempre estará en las montañas de café de Colombia, y su trabajo sigue demostrando que el café, como el arte, no tiene fronteras.